Me mirabas desde arriba,
desde el borde de mi pozo. Y yo que me deslumbraba no sabía nada de la
vida. Cegado, sorprendido, admirador incondicional del brillo que
desprendías. Tomó años, y muchos esfuerzos, subir por la afilada pared;
ahora llego al borde, donde tu ilusoria imagen me está esperando.
Exhausto, extenuado por mi obsesión, empiezo a pensar que tan sólo eres
fruto de mi incurable locura. Ya no te veo y pierdo el norte, ya no
existe el objetivo de mi caza.
Buscando
quién soy me vuelvo y me asomo al viejo pozo, que ha sido mi morada
durante tantos años. Lágrimas de añoranza cortan mis mejillas, viendo
la pared: Esa pared sucia y húmeda, inhóspita para otros, llena de
arañazos, impregnada de mi sangre. Y respiro profundamente el aroma del
hogar. No me puedo ir, no soy nada sin él. Mas abro los ojos y estás
ahí, en el fondo, sonriendo con indiferencia y superioridad.
Debería
bajar a atraparte de nuevo... <<¡No!>> La voz de un dejavu
hace eco en mi mente. No debo bajar de nuevo, porque de lo contrario...
de nuevo tú estarás arriba, y así seguiría el ciclo sin fin. Me
desprendo de mis lastres, de mis preciosos recuerdos, de todo lo que me
conforma... Sí, pierdo mi molde, y me fundo con el primer viento que
golpea sobre el pozo. Me lleva lejos.
No quiero llorar, pero es
inevitable. <<¿Hay algún destino para mí en esta vida?>> me
pregunto. <<Ahí lo tienes>>. De nuevo está hablando esa
parte de mí que escalaba el pozo con desesperación, con avaricia, con
esa ansia de grandeza.
Enjuago mis inútiles ojos para ver esa deidad que
ahora se convertirá en mi nuevo hogar: La gigantesca montaña que debo
escalar se muestra orgullosa ante mí, sabiéndome tan diminuto como soy. A
ella voy de seguro, como si mi destino me empujara por la espalda con
una fuerza incomprensible. Sin saber por qué, sólo para tener un sitio
que de nuevo marcaré con mi sangre; sólo para tener eso que únicamente
yo puedo llamar hogar.
Y cuando llegue a la cima... sí , cuando no tenga
propósito en mi vida, cuando no sea más que un vegetal que ni siquiera
puede hablar de sus pasadas azañas, entonces te daré mis alas, que ya no
servirán para nada. Disfrutarás tanto como quieras haciéndolas pedazos,
poseyendo lo que quede de mí.
Pero... ¿de verdad quieres tenerme,
quieres tomar todo lo que soy? No critico tu avaricia, pues es una
cualidad humana... mas debes ir al pozo, porque allí yace la mitad de
mi vida. Y después a la montaña, donde yace la otra mitad. Cuando hayas
cobrado todo de mí, y poseas todo aquello que me da forma, sólo entonces
tendrás lo que yo soy, y no lo que crees que soy. ¿Te sorprende mi
locura? ¿Acaso te coge de sorpresa? te pregunto con mi risa demente.
Tu cara ya no es la misma, ansiabas mis alas pero no las tengo. Escalo pozos y montañas, vivo persiguiendo pájaros; es comprensible que pensaras que podías cogerlas y "volar" como yo. Sí, eso pensabas... pero en mi espalda nunca hubo alas, tan sólo profundas cicatrices. Y te grito, desde aquí arriba: ¡Ve, pobre infeliz, ve y sé feliz, no me persigas, o sólo hallarás los restos de una vida desbocada, apasionada y sin rumbo...!
¿Que dónde dejé mi brújula...? Si acaso alguna vez la tuve, debe estar en el fondo del pozo... Si la encuentras no me la traigas, sólo me harías llorar otra vez de nostalgia. Úsala y vive la vida que yo no pude vivir.
la vida vibra dentro de tí, como el latido de las ondas de sonido que contagias con tus palabras, con tu aliento, con tu mirada. Sube y baja, corre y tropieza, cambia de color a cada instante.
lunes, 24 de septiembre de 2012
viernes, 21 de septiembre de 2012
El Alma del Gladiador Capítulo 2
¿No has leído el capítulo anterior? La historia comienza aquí: El Alma del Gladiador Capítulo 1
Literalmente se arrojó en un placaje contra ellos y algunos cayeron al suelo. Después la atraparon y comenzaron a golpearla sin piedad. Y ahí tienes el peor recuerdo de mi vida; ella sufriendo una tremenda paliza y yo paralizado de miedo, como un cobarde. No fui capaz de ayudarla, y para colmo los abusones me ignoraron diciendo algo como “déjalo, alguien tan patético no merece la pena”.
Literalmente se arrojó en un placaje contra ellos y algunos cayeron al suelo. Después la atraparon y comenzaron a golpearla sin piedad. Y ahí tienes el peor recuerdo de mi vida; ella sufriendo una tremenda paliza y yo paralizado de miedo, como un cobarde. No fui capaz de ayudarla, y para colmo los abusones me ignoraron diciendo algo como “déjalo, alguien tan patético no merece la pena”.
Cuando
se marcharon corrí al lado de Hime, que estaba en el suelo repleta
de heridas por todas partes. Me agaché junto a ella, impotente. Se
me encogió el corazón como una aceituna y parecía que apenas
pudiera respirar. Antes ya me había sentido patético por mi
cobardía, pero esto era totalmente distinto.Y, por primera vez en mi
vida, lloré.
Sí,
fui así de patético; ella estaba allí postrada llena de heridas y
dolor, pero era yo el que lloraba como un bebé, pareciendo casi que
me ahogaba. Tan sólo murmuré, entre sollozos: "Lo siento... lo
siento... todo ha sido culpa mía..."
Ella
no contestó. Simplemente permaneció allí tirada, mirando al cielo
con los ojos perdidos, jadeando. La habían hecho daño. Y por mi
culpa. Y yo no había movido un dedo para evitarlo. Jamás había
conocido un dolor así. Noté que algo dentro de mí cambiaba, y en
ese momento me invadió una sensación desconocia para mí hasta
entonces: la culpa. Me sentía tan miserable que no sabía lo que
decir; obviamente era una carga para ella. Sin mediar palabra me puse
en pie y lentamente fui caminando en dirección a mi casa.
De pronto: “¡Eh!
¿Dónde crees que vas?” preguntó, gritando desafinadamente, la
figura que yacía tendida junto a la entrada del colegio. Tal vez
ahora me odiaba, y me quería hacer pagar todo aquello por lo que la
había hecho pasar. “¡He dicho que vengas aquí, maldita sea!”
bramó todavía con más furia que antes. Finalmente mi remordimiento
pudo más que mi temor y me di la vuelta hacia ella, acercándome sin
mirarla y con la cabeza baja. <<Lo que he hecho no tiene
perdón, y más por habérselo hecho a la persona más importante
para mí. Aceptaré mi castigo y por una vez haré lo correcto>>.
Me
aproximé hasta ella, todavía mirando al suelo, bajando la cabeza
todo lo que podía. “Agáchate.” Temeroso de lo que estaba por
venir hice lentamente lo que me decía, y cerré los ojos con fuerza.
Repentinamente ella me abrazó, haciendo que perdiera el equilibrio,
y me apretó fuerte contra ella. “Abrázame. He pasado tanto
miedo...” Entonces mi sentimiento tocó fondo. Ella no era una
superheroína ni nada por el estilo. También tenía miedo, pero aún
así se había enfrentado a él.
Después
de algunos sollozos se enjuagó los ojos con una mano y me miró
fijamente. “Es normal tener miedo, y es normal sentirse mal. Pero
NUNCA se abandona a la persona que más te aprecia”.
Al
oír esas palabras me dio un vuelco el corazón. En otra situación
me habría puesto colorado, pero entonces sólo pude romper a llorar
con ella y abrazarla con más fuerza. “Lo siento. Siento ser tan
cobarde. Te prometo que nunca te voy a abandonar. Y que voy a ser más
valiente. Si es por tí, seguro que puedo hacerlo”.
“No
hace falta que seas valiente. Yo te protegeré siempre, no me importa
sangrar si es por tí. Sólo quédate a mi lado”, dijo mientras me
estrujaba. Esa promesa de verdad me llegó al alma.
La
ayudé a ponerse en pie y fuimos a mi casa. La dejé con algunas
sirvientas para que la curaran. Tras unos instantes volvió una
sirvienta para hablar conmigo. “Señorito, hay un pequeño
problema. La señorita dice que no se dejará curar por nadie que no
sea usted”. “Está bien”, dije y la acompañé a donde estaba
Hime (aunque antes pasé rápidamente por la cocina...). Entré en la
habitación. Y allí estaba ella, con sus papos hinchados en señal
de enfado, la cara roja y los ojos húmedos. Después de todo, éramos
niños. No había nada de que extrañarse. Aún hoy cuando recuerdo
aquel rostro de enfado inocente no puedo evitar la sonrisa.
Finalmente
la curé, y estuvimos juntos. No necesitaba más, sólo <<mi
Hime>> podía ser todo mi mundo, no había otro lugar más
acogedor para mí que su vera. De pronto me di cuenta de algo que
antes jamás había pensado. Había cobrado un gran tesoro: Ahora
tenía por fin un motivo para vivir. Ya no era el dinero, ni mis
sirvientes, ni mi ropa cara...
Era ella.
Y
acto seguido otra imagen asaltó mi mente. Mi Hime placando a cinco
matones a la vez, y siendo luego machacada a golpes. Seguramente
tomarían represalias contra ella el día siguiente. Y al otro. Y su
vida sería un infierno. No podría dormir, no podría comer,
languidecería y se convertiría en un vegetal. Pero seguiría
sonriéndome como el primer día; como si no hubiera pasado nada.
“...ta!
¡Kota! ¡Kota!” Me había perdido en mis pensamientos. “¿Qué
haces? De repente te has quedado como atontado, y poniendo caras
raras...” “Lo siento, me he distraído. A ver, que continúo con
la operación” Saqué un cuchillo que había cogido antes en la
cocina: “¿Por dónde debería cortar, señorita? ¿Muslo o
pechuga?” De golpe se quedó muda por un momento. “No, si
realmente ya no me duele apenas...” “Jajajaja...” rompimos a
reír como hacen los niños, como deberíamos hacer más a menudo.
Realmente estar juntos era así de bueno.
Siguiente: El Alma del Gladiador Capítulo 3
Siguiente: El Alma del Gladiador Capítulo 3
El Alma del Gladiador by Ignacio García Pérez is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.
Relato festivo XD
Bueno pues como lo prometido es deuda aquí está el relato festivo XD. Es festivo así que no le busques sentido.... XDDD
Estaba yo resolviendo ecuaciones diferenciales con una motosierra a pedales, cuando el cura del pueblo de al lado me mandó un ángulo obtuso por correo ordinal. Como era ordinal no hacía nada más que estorbarme el º que bailaba como una moscarda a mi alrededor. De modo que me cabreé con el numerito e ivoqué algunas letras griegas en un intento de crear una fiesta de álgebra. Claro, la letra π es muy maja y obediente si le das de comer a las horas, pero a Ω le dolía la garganta y se había puesto mayúcula y en un plan dominante. Finalmente tuve que jugar con ella a la herradura para que se calmara. Luego engañé a la pila de letras para que participaran como metralla en una soberana parida y se la lancé sin conocimiento contra el ángulo. Comenzaron a surgir teoremas de senos y cosenos por doquier, pero no acababa de ver "senos" del todo por lo que en mi frustración abrí el ángulo y lo hice llano. Lo tiré al río y se fue flotando, precipitándose hacia un monstruoso hidrante que amenazaba con destruir el mundo. ¿Y qué podía hacer yo para salvarlo? ¡Es verdad! Todavía tenía la motosierra. Pedaleé con mala leche hasta que causé un vórtice en el espacio-tiempo; luego cogí algunos planetas deshidratados y jugué con ellos a las canicas, pero el cura parecía enfurecido y me lanzó átomos con obesidad mórbida. Cuando ya no me quedaba munición recordé las palabras de mi maestro: "tengo sueño, déjame en paz estúpido..." Y me sentí inspirado. Cogí algunas cuerdas de la teoría y apresé al cura malvado. Luego hubo una tremenda fiesta universal de objetos esféricos y como estaba reservado el derecho de admisión las pobres letritas griegas se tuvieron que integrar en otra ecuación.
Estaba yo resolviendo ecuaciones diferenciales con una motosierra a pedales, cuando el cura del pueblo de al lado me mandó un ángulo obtuso por correo ordinal. Como era ordinal no hacía nada más que estorbarme el º que bailaba como una moscarda a mi alrededor. De modo que me cabreé con el numerito e ivoqué algunas letras griegas en un intento de crear una fiesta de álgebra. Claro, la letra π es muy maja y obediente si le das de comer a las horas, pero a Ω le dolía la garganta y se había puesto mayúcula y en un plan dominante. Finalmente tuve que jugar con ella a la herradura para que se calmara. Luego engañé a la pila de letras para que participaran como metralla en una soberana parida y se la lancé sin conocimiento contra el ángulo. Comenzaron a surgir teoremas de senos y cosenos por doquier, pero no acababa de ver "senos" del todo por lo que en mi frustración abrí el ángulo y lo hice llano. Lo tiré al río y se fue flotando, precipitándose hacia un monstruoso hidrante que amenazaba con destruir el mundo. ¿Y qué podía hacer yo para salvarlo? ¡Es verdad! Todavía tenía la motosierra. Pedaleé con mala leche hasta que causé un vórtice en el espacio-tiempo; luego cogí algunos planetas deshidratados y jugué con ellos a las canicas, pero el cura parecía enfurecido y me lanzó átomos con obesidad mórbida. Cuando ya no me quedaba munición recordé las palabras de mi maestro: "tengo sueño, déjame en paz estúpido..." Y me sentí inspirado. Cogí algunas cuerdas de la teoría y apresé al cura malvado. Luego hubo una tremenda fiesta universal de objetos esféricos y como estaba reservado el derecho de admisión las pobres letritas griegas se tuvieron que integrar en otra ecuación.
El Alma del Gladiador Capítulo 1
Bueno pues aquí voy con mi primera historia larga. Sé que no será tan fácil como las cortas que suelo publicar, pero se hará lo que se pueda. Y ya conmemorando las casi 1000 visitas del blog me he animado XD. Se trata de una mezcla de comedia, romance y aventuras. ¡¡Aquí vamos!!
“Para
un gladiador no existe el mañana: hoy te enfrentas a tu destino,
aferrándote a aquello que más amas, a sabiendas de que puedes
morir. En cierto modo no hay algo más bello, y a la vez más
doloroso, que apostar tu vida por ello. Cada gota de tu sangre es una
brillante chispa de anhelo, y en la arena tu cuerpo entero se
convierte en un mar de sueños.”
Me
llamo Kotaro.
Yo
era un niño rico, uno de ésos que nunca manchan sus manos por nada.
Siempre vistiendo con ropa inmaculada y cara, siendo atendido por mis
sirvientes en todo momento. No conocía la felicidad o infelicidad,
simplemente es que sólo había experimentado ese superficial modo de
vida.
Súmese a eso que mis padres siempre estaban en el extranjero por negocios, y mi mayor contacto con ellos consistía en el dinero que mensualmente me enviaban para mis gastos.
Súmese a eso que mis padres siempre estaban en el extranjero por negocios, y mi mayor contacto con ellos consistía en el dinero que mensualmente me enviaban para mis gastos.
Por
aquel entonces tenía yo unos 7 años. Como se puede imaginar era un
niño superficial, que sólo valoraba el dinero; de hecho, a mi corta
edad era lo suficientemente maduro para comprender que los sirvientes
me trataban amablemente sólo porque mis padres les pagaban.
Tal vez por mi actitud, o simplemente por mi apariencia (o puede que un poco por todo) me sentía muy marginado en el colegio. Malas miradas se enfocaban en mí, como diciéndome que ése no era mi sitio. A menudo otros niños abusaban de mí, me insultaban, me escupían y hasta me robaban el dinero que llevaba encima. Aunque me molestaba mucho nunca tuve el valor para defenderme; era un cobarde, y no sentía que mi vida tuviera ningún valor.
De
todos modos, hiciera lo que hiciera el mundo no cambiaría, y las
personas sólo se acercarían a mí por mi dinero, o para expresarme
su odio. Así era el mundo; todo lo que no fueras capaz de comprar
podía ponerse contra tí.
Tan
sólo había alguien en toda la clase, o casi más bien en todo el
colegio, que no me despreciaba. Se trataba de una niña
extremadamente pobre, cuya humilde ropa y apariencia delataban el
hecho claramente. Al igual que yo la niña, de nombre Himawari, era
rechazada por los otros niños. Puede que por eso comprendiera mi
dolor. De modo que comenzamos a pasar tiempo juntos en los recreos,
al volver a casa,... y también fuera del colegio.
Yo comencé a llamarla “Hime” (lo que al principio hacía que se sonrojara como un tomate), y ella a mí Kota. A menudo venía a hacerme compañía en mi fría casa, llena sólo de sirvientes, llenando la atmósfera de calidez. Incluso nos bañábamos juntos, cenábamos juntos,... básicamente éramos uña y carne.
Yo comencé a llamarla “Hime” (lo que al principio hacía que se sonrojara como un tomate), y ella a mí Kota. A menudo venía a hacerme compañía en mi fría casa, llena sólo de sirvientes, llenando la atmósfera de calidez. Incluso nos bañábamos juntos, cenábamos juntos,... básicamente éramos uña y carne.
En
cierta ocasión salíamos del colegio, ya por la tarde, camino a
casa; cuando en la verja de la entrada apareció un grupo de nuestros
temidos abusones. Eran cinco; no hacía falta preguntarse para qué
estaban allí esperando, era más que obvio. Nos miraron con una cara
que parecía una mezcla entre desprecio y diversión, y me quedé
congelado.
Incapaz de reaccionar, simplemente cerré los ojos en actitud sumisa aguardando lo inevitable.
Incapaz de reaccionar, simplemente cerré los ojos en actitud sumisa aguardando lo inevitable.
Pero
de pronto... -¡Dejadle en paz! ¿Se puede saber qué es lo que os ha
hecho? ¡Sois unos malditos cobardes abusones, buenos para nada!
Ante
los gritos volví a abrir los ojos, tímidamente. Y no pude creer lo
que vi: Hime cargando ella sola contra todos, con la cara roja de
odio y rugiendo de rabia.
La historia continúa aquí: El Alma del Gladiador Capítulo 2
La historia continúa aquí: El Alma del Gladiador Capítulo 2
=================================================
Nota: "Hime" significa "Princesa" en japonés.
El Alma del Gladiador by Ignacio García Pérez is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.
martes, 18 de septiembre de 2012
llegan las fiestas del blog XDDD
¡Mami que emoción! Casi llego a las 1000 visitas... Muchas gracias a todos los que habéis leído mis relatos hasta ahora, y a los que habéis comentado. Espero que lo sigáis haciendo, veréis que mi "talento" es algo difuso XDDD. Pero me hace mucha ilusión, de verdad, así que cuando supere las mil voy a escribir alguna chorrada festiva DPM!! XD. No sé lo que va a ser como no sé qué tiempo va a hacer mañana (sí, me habéis pillado, no miro el parte del tiempo jajaj). En cualkier caso... se avecina algún estúpido relato festivo XDD. Por cierto, este sábado va a venir dj Marta a Burgos!! Casi tiemblo de la emoción... BAKA BAKA BUMPINGGG!!! XDDD
Alas de barro
Como cada noche que paso en vela por tí, moldeo tus frágiles alas de barro con mis agrietadas manos de alfarero. Tú no me lo agradeces, ni sabes quién soy. Tan sólo tienes una vaga imagen de mí en tus sueños. Mas por la mañana revoloteas alegremente a mi lado, simbolizando la esperanza de mi obra de arte. Por la tarde, en cambio, planeas como un pesado albatros. Y por la noche... aterrizas en mis brazos como un aeroplano inerte, agotada, con las alas hechas añicos. No puedo hacer nada mejor por tí y maldigo mi poco talento, pero cada vez que vuelas desborda mi orgullo de artesano; se quiebran de nuevo las arrugas de mi ajado rostro, y vuelve a él la sonrisa. Otra vigilia a tu lado, otra vez sueño despierto. No quiero luz eléctrica, ni luna, ni estrellas, ni nada que opaque tu inocente brillo. Tu vivo reflejo en mis ojos, junto con el tacto de tus rotas alas, es mi única guía en la oscuridad. Pasa otra noche conmigo... ¡mi inspiración!
Tomas cientos, miles de formas distintas, cada vez que me levanto al alba me cuesta reconocerte. Mas es inútil tu disfraz; te delata esa avaricia que te lleva a volar tan alto. Ni siquiera te preocupas por la fragilidad de mi obra, tú tan sólo trazas un limpio corte recto hacia el cielo, buscando tu fin. No tienes miedo a nacer, ni a morir. Eres valiente o insensata, irreflexiva y egocéntrica. Pero a pesar de todo... me tienes aquí de nuevo, cuidándote, moldeando otra vez tus alas para que mañana lo hagas de nuevo. ¿...Enamorado...? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Pero si sólo soy tu sombra, tu reflejo, el que aspira a ser como tú!

Alas de barro by Ignacio García Pérez is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.
Tomas cientos, miles de formas distintas, cada vez que me levanto al alba me cuesta reconocerte. Mas es inútil tu disfraz; te delata esa avaricia que te lleva a volar tan alto. Ni siquiera te preocupas por la fragilidad de mi obra, tú tan sólo trazas un limpio corte recto hacia el cielo, buscando tu fin. No tienes miedo a nacer, ni a morir. Eres valiente o insensata, irreflexiva y egocéntrica. Pero a pesar de todo... me tienes aquí de nuevo, cuidándote, moldeando otra vez tus alas para que mañana lo hagas de nuevo. ¿...Enamorado...? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Pero si sólo soy tu sombra, tu reflejo, el que aspira a ser como tú!
Alas de barro by Ignacio García Pérez is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.
lunes, 17 de septiembre de 2012
Eres intensa!!
Me sacan arrastras de mi madre, me azotan. Respiro por primera vez, rompo a llorar. Sufro y es intenso. Tú me motivas, abres una nueva luz en mi interior, me enseñas a leer. Y es intenso. Tú empujas mi bicicleta, me sostienes y me lanzas. Aprendo la velocidad, el viento rozando mi cara. Y es intenso. Tú me miras fingiendo inocencia, con tu cara de ángel y tus profundos ojos azules. Y es intenso. Me inspiras poesías, rasgo el cuaderno de pasión; y es intenso. Me entrenan con fuerza, machacan mi cuerpo; me hacen un hombre. Y es intenso. Me voy de casa, vivo independiente. Conozco la libertad. Y es intenso. Dejo la balsa, me lanzo al río,,, y es intenso. Me conoces, me haces reír y llorar, estar feliz y luego triste. Y es intenso. Te cuido, te mimo, te abrazo... y te vas. Y es intenso. Eres fiel a mí, me haces ver otras cosas, intentas comprenderme. Y es intenso. Sigues mi ritmo, lo das todo de tí. Y es intenso. Me destrozas, me exiges más de lo que puedo. Me haces crecer. Y es intenso. Me entusiasmo, deslumbran mis ojos, y no veo que tú eres quien sujeta la lámpara que los ilumina. Y es intenso. Mi pequeño río de cobardía se termina, va a desembocar en el vasto mar, siento miedo y emoción. Y es intenso. Te conozco, te hago reír, te doy lo mejor de mí y te hago crecer. Ahora me olvidas. Y es intenso. Bailo como un loco, sin conocimiento, sin coreografía, puras pilas de pasión son las que agitan mi cuerpo. Y es intenso. Tú eres la más bella y la más malvada, la más alegre y la más traumada. Eres cambiante, apasionada, desgarbada, una artista por naturaleza. Me zarandeas en locos remolinos de frenesí, me causas un hambre desconocida de grandeza y me das amigos. Me lo quitas todo, no me das ni un triste beso en la mejilla y me enamoras del silbido de cualquier viento fortuíto. Mi vida... ¡TÚ ERES INTENSA!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)