Y entonces me percato; es tan bella... como efímera y difícil de ver. ¿Debería hablarla...? ¿Pero y si salgo del arbusto y se ha esfumado? ¿O cuando intercambiemos palabras se desvanece mi imagen divina de ella...? Ah, el añorado escozor de mis ojos. No los cerraré, pues sé que en un parpadeo te perderé de vista. Tan rauda como vienes te vas, sin tener en cuenta a tu oculto admirador. Llueva o nieve, con frío o con calor... vienes. No sé si mañana habrá mundo, o sol que me caliente, o un lugar al que llamar "hogar"; pero sé que aunque se acabe todo, aunque ya no flote una brizna de esperanza en el aire, tú vendrás. Y yo estaré de nuevo aquí escondido, eterno espectador de la esquiva imagen de tu belleza.
Bajo tu sombrilla por Ignacio García Pérez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
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