sábado, 20 de octubre de 2012

La barca


Salgo corriendo de casa, el pecho me arde. Cojo mi bici y el viento en mi rostro me hace vivir. Llego a la playa, rompen las olas con fuerza frente a mí. El ancho mar viste el horizonte de oscuro misterio, clavo los ojos en él inutilmente. Quiero escapar, ver lo que hay más allá... Tomo los remos y subo al bote, pero tú no estás allí. Zarpo en silencio, mi barca vacía sin tí.

Lágrimas secas marcan mi rostro; Esgrimo mis herramientas desafiante, como espadas de madera, y las clavo con despecho en la masa de agua rugiente. Cada embate me aleja de tu recuerdo impasible un poco más, ya supero el oleaje y me adentro en la oscuridad.
 
Por fin puedo oírla: la eterna canción del viento de altamar, sincera y pura. Me adentro un poco más, y la oigo mejor... Ah, qué bello canto. Cierro los ojos y me dejo llevar a la deriva, disfrutando del recital. 
Ya no recuerdo nada, por qué vine aquí o el por qué de mi furia. Tan sólo su voz inunda mi mente de paz... Abro los ojos lentamente; y allí estás, sentada en mi barca, hermosa sirena. Observo tu rostro, y es tan bello que me ciega. Bajo entonces la vista y por casualidad enfoco mi mano. Hay algo escrito en ella, la abro y leo: “Largo el sueño, larga la agonía al despertar”. Mi mente se nubla, hay algo que no quiero recordar. 
 
Levanto la mirada y tú me sonríes amablemente. Me pides la aleta izquierda, y yo te la ofrezco gustoso. Escribes en ella, entre mis espinas: “Vive despierto o muere soñando”. Y al fin lo recuerdo todo; lágrimas amargas rebosan en mis ojos. Recuerdo que no debía haber vuelto aquí, que sólo había una oportunidad. Pero he sabido lo que es la conciencia, y ya no la quiero. Si son la especie más inteligente, ¿por qué están haciendo eso con los mares, con la tierra, con todo? Quiero volver a ser un pez y olvidarlo todo. ¿Todo...? Tan sólo quiero recordarte a tí, traidora que me has hecho conocer el amor. 
 
Me sumerjo en el mar de nuevo, ahora todo está bien: mis redondos ojos ya no pueden llorar. Cada día vuelvo a la playa a buscarte con mi inconsciente canción de burbujas. Mi musa, grabada a fuego en mi mente, eres mi única obsesión, el único fin de todos mis viajes submarinos. Cada noche vuelvo al oscuro fondo... y vuelvo a soñar. Allí estás de nuevo, sonriendo al fondo de mis pequeñas pupilas; llévame de nuevo en tu barca... mi sirena.

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