sábado, 8 de diciembre de 2012

ROMPERREALIDADES 2: Desde el cielo

Aquella noche dormí del tirón. Cuando me levanté fui a mirarme en el espejo del baño, como siempre; por más poses que hiciera (sí, hacía poses en el baño, ¿algún problema...?) no parecía que mis músculos en general... No, ni tan siquiera los dorsales habían crecido nada. <<Bueno, que acabo de comenzar el tratamiento. No debería tener tanta prisa.>>

Me dí una ducha que pareció retirar estos pensamientos de la cabeza. Por aquel entonces mi país estaba en una crisis económica que según decían era mundial. Como fuera, mi empresa me había mandado al ERE y no tenía mucho que hacer, de modo que me pasaba (¿cómo no?) el día en el gimnasio. Mi vida entonces era algo como casa - gimnasio - casa, básicamente.

Pasaron varios días desde el encuentro con aquel hombre y continué tomando las pastillas. Al principio tenía una gran confianza puesta en en ellas, como si fueran la 'panacea universal' o algo así. Pero, a medida que transcurría el tiempo y me miraba en el espejo una y otra vez la confianza se esfumó. No estaba consiguiendo nada con ellas.

Entonces empecé a pensar que tal vez algo iba mal con el tratamiento. Recordando las palabras del hombre que me lo dio... <<este suplemento sólo funciona si tienes una gran voluntad>> ... <<¡Maldita sea! ¿Y cómo debería proyectar esa supuesta 'voluntad' de la que me habló? Yo quiero ponerme más fuerte, o al menos que crezcan mis dorsales...>> 

Estaba perdido, no sabía si me habían timado con el fármaco o simplemente lo estaba usando mal.
En cualquier caso lo mejor sería darle un intento. Simplemente debía averiguar cómo aumentar la fuerza de mi voluntad (anda, y eso que yo creía que ya era fuerte...). Pero... ¿hacerlo de la noche a la mañana...?

Como es lo normal en estos casos, decidí buscarlo en internet: 'cómo potenciar la fuerza de voluntad'. Pero no tuvo sentido, la mayoría de las cosas se referían a 'voluntad para hacer dieta' o 'voluntad para dejar de fumar', cosas así. De forma que decidí... hacerlo por las bravas. Escribí en el techo de mi habitación, justo sobre mi cama 'FUERZA', y en la pared de enfrente 'DORSALES'. De este modo nunca olvidaría mi voluntad. Incluso me lo escribí en ambas manos, con rotulador indeleble. Ahora sí que estaba decidido a conseguir una mejora.

La mañana siguiente me levanté y corrí al baño, casi desesperado. Si esto no había funcionado...
"¡¡¡BIEEEEEEEEEEEENNNN!" No pude reprimir el grito. No era mucho, pero... ¡mis dorsales habían crecido! Por fin veía la luz, sabía lo que era la voluntad... Podía conseguirlo. Ese día fui al gimnasio y entrené como un poseso (sobre todo los dorsales, claro). Después de llegar a casa y cenar, de nuevo iba a tomar el suplemento... pero ¡ahora sabía cómo hacerlo! Me miré fijamente en el espejo, a mí y a mis dorsales. Y grité con convicción: "¡Quiero que mis dorsales sean tan grandes como alas!"

Ahora mi tradicional obsesión se estaba tornando en algo distinto, sabe dios en qué. Me fui a la cama con la total convicción de que cuando amaneciera sería más fuerte. Esa noche me dormí enseguida; pero en plena madrugada me asaltó un fuerte dolor en la espalda. No me preocupé; tal vez había dormido en una mala postura, o me había dado algún tirón... El caso es que no conseguí volver a pegar ojo en toda la noche.
<<Mierda, ayer no me dolían. ¿Por qué ahora...?>> Aún así me incorporé y fui a mirarme en el espejo... ¡habían crecido un montón!

Alentado por aquella visión me dirigí al gimnasio como siempre. Me propuse ignorar el dolor, así no le dije nada al monitor. Si supiera lo que me ocurría, no me dejaría trabajar esa parte...
Comencé a hacer dorsal con el peso habitual, pero algo me sorprendió. No me costaba nada levantarlo. Puse más y como si nada. Además cuanto más peso ponía, parecía que remitía el dolor.
Fui aumentando la carga progresivamente. Pude hacer 10 repeticiones. Lo aumenté e hice 5. Quería comprobar cuánto peso era capaz de mover ahora con los dorsales. Lo aumenté de nuevo, e hice 2. Lo aumenté un poco más...

<<Esto cuesta, realmente cuesta...>> "¡Aaaaaarrghhhhh!" El peso comenzó a elevarse lentamente, y entonces... '¡raaaaaaajjjjjj!' Noté un intenso dolor en la espalda, como si se me desgarrara. Y luego un increíble alivio. Solté el peso y me la palpé. <<Esto... ¿ehhh?>> 
Volví la cabeza y allí estaban: unas carnosas alas, como las de un murciélago, pero de mi mismo color de piel. Miré para todos lados; no había mucha gente a esa hora por suerte, y parecía que no me habían visto. Tomé una toalla que siempre llevaba en el gimnasio y me la eché por encima para tapar ¿mis? alas. Inmediatamente recogí todas mis cosas y me marché de allí.

¿Cómo era aquello posible? alas en mi espalda... ¿era algún tipo de 'mutación genética espontánea' o algo similar? Llegué a mi casa aún envuelto en la toalla, e inmediatamente fui a por el frasco. Lo abrí y me lamenté en silencio, al ver que quedaba menos de la mitad. <<Joder, esto parece muy poderoso... si hubiera aprendido antes a usarlo...>>
Tenía una agobiante sospecha que quería confirmar. Fui al salón y abrí la puerta del balcón. Me asomé y destapé las alas de mi espalda. Estaban arrugadas, parecían débiles. Intenté moverlas, pero apenas las sentía como parte de mi cuerpo.

Fue entonces cuando hice la prueba: tomé una pastilla y permanecí con la vista perdida en el cielo. Tras un rato...
Pensé con fuerza: <<quiero volar>>, pero no ocurrió nada. Con más fuerza: <<¡QUIERO VOLAR!>>, pero todo siguió igual. 
"¡¡¡MIERDA!!! ¡¡¡HE DICHO QUE... QUIERO VOLAAAAAAAAARRR!!!" Lo había hecho. Lo grité con todas mis fuerzas, y algunas personas que transitaban por la calle miraban hacia mi balcón perplejos.
Ahora sí... noté la fuerza en ellas, cómo crecían. Y comencé a moverlas; primero un poco, luego un poco más,... y despegué.

Ah, hoy todavía no puedo olvidar aquel primer vuelo... ¿Sabes lo que se siente cuando crees que el mundo es de una forma, hasta que tomas una perspectiva totalmente distinta de él? Yo no lo sabía, hasta entonces; cuando lo ví desde el cielo. Fue increíble... Y fugazmente invadió mi mente un nombre: <<Rom-pe-re-a-li-dín...>> <<Ahh, finalmente lo entiendo... ROM-PE-RE-A-LI-DA-DES>>
Entonces... ¿ese fármaco, básicamente, cumpliría mi voluntad? No, mejor... ¿'Rompería' la realidad y la moldearía a mi voluntad? Pero eso... sería otorgarme el poder de un dios. Y sólo me quedaban unas pocas pastillas.

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ROMPERREALIDADES by Ignacio García Pérez is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.

2 comentarios:

  1. cuanta gente nos corta las alas de la voluntad?

    Buen relato. Creo que voy a construir un laboratorio para fabricar esas pastillas.

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